10.11.07

Nubarrones.




Nunca me gusto el vallenato, pero si senti hacia Diomedes un respeto muy grande. Un respeto que se confundia casi casi la tolerancia, es decir, yo creia que era lo grande que es para este tipo de musica sin dudarlo pero tambien sin escucharlo. Ahora que me pongo en esas a estas alturas de la vida (sintiendo que una hebra de cabello adorna mi cuerpo, una hebra de cabello adorna mi alma... ay, ve, mi primera cana?) y recuerdo al gún comentario de alguna persona, no creo que Diomedes le suba el animo a uno, pero si funciona, para alguien, no se, no sabria que decir.

Ahora queda todo en silencio, una soledad estrecha invade todo lo que me rodea y se hace facil escuchar los rumores que la gente crea al pestañear o caminar y
entonces es como si uno escuchara la paz, que es tan bonita, y cuando uno se esta acostumbrando a ella irrumpe él por alla a lo lejos alargando una o (diciendo doloooooor, amoooooooor, sabooooooor), o mencionando alguno de sus compadres y entonces todo el sonido que antes percibia termina quedandose apacible, callandose un momento, abandonando su dominio: la herida que siempre llevo en el alma no cicatriza, y tenaz eso de que inevitable me marca la pena que es infinita. Tenaz eso, tenaz.

Y escuchando un poco de vallenato, del de Diomedes, de quien mas, voy por aca moviendo los dedos en el teclado como si fuera un acordeon, porquesque los acordeones suenan como a tristeza, en serio, y mirando el cielo(raso) de aca de la casa a ver si un grande nubarron se alza alli arriba, en el cielo, pa ver si ya se aproxima una fuerte tormenta.

No se, debe ser un presagio de algo bueno, me imagino. Y resulta que no: se viene la tormenta, cae granizo y uno sigue solo.

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