18.10.18

El Vuelo.

 Continuando con la sana tradición de compartir los escritos que rechazan en las convocatorias en las que participo, dejo acá un relato corto que, pues, a mí me gustó.

 Creo que lo salé al leerlo en el cierre del septiembre literario. Pero pienso eso porque es darme importancia y todos esos libros de autoayuda que dicen que uno es un copo de nieve único y bello y que sin uno el universo no existiría deben tener algo de razón.


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 La llovizna oscurece la ropa que escogió anoche, el pantalón de dril, la camisa planchada con cuidado. David, flotando, entregado a lo inevitable, no tiene nada que admirar: algunas nubes negras se escapan del cielo y forman una niebla que oculta lo distante. Hacía unas horas todo era diferente. El temporal lo emboscó en el camino.

 Mientras cae, sopesa las consecuencias de ese aterrizaje violento. La discusión con el dueño de la camioneta. La fragilidad de sus piernas. El dolor en la muñeca del brazo derecho. El arreglo de la bicicleta. La excusa por el retraso en la presentación del proyecto.
Imaginó su condición futura, una incapacidad involuntaria, pero limitada. En otros días esa quietud lo habría satisfecho, pero ahora se preocupaba por la manera en que afrontaría la logística de estar vivo. La ahora concreta imposibilidad de llegar a tiempo, allí en el aire, a clase de siete. La nueva lentitud al subir las escaleras del edificio. Dañar el parche que sale a patios los domingos. La clasificación del equipo de la U a la siguiente ronda. La fiesta de cumpleaños de Sandra. La preocupación de su madre. Dormir con su perro.

 Se sintió mal al desear sangre en su cabeza, el aspecto dramático que le daría a su rostro simplón una herida visible. Las cicatrices como pretexto para inventar una mejor anécdota.
Antes de estrellarse con el piso, antes de los cuatro clavos intramedulares que sostendrán lo que le quedara de la tibia en la pierna izquierda, antes de las horas de terapia, de las discusiones legales e incapacidades presentadas a la facultad, alcanzó a preguntarse si, de todas maneras, tanta urgencia era necesaria.